Esta noche he cenado con Alfonso, un chico español que conocí en la Fundación Vicente Ferrer. Lleva aquí 6 meses y, mala suerte la mía, se va mañana! Me ha invitado a la despedida que celebraba esta noche con sus amigos. Son un grupo de consultores de un banco de diversas nacionalidades. Había dos de la India y, claro, me ha hecho mucha ilusión conocerles.
(Ay, la India...tantos recuerdos! Perdonad si a lo largo del blog veis que comparo mucho este país con la India, pero la experiencia allí me marcó mucho. Preguntad sino a mis compañeros de mi curso de cooperación en Marruescos en agosto; estuve bastante pesadito con las referencias a ese país tan especial)
Por lo visto estos dos chicos indios lo están pasando fatal a nivel gastronómico porque ellos son vegetarianos y en Honduras te encuentras carne hasta en la sopa. Y literalmente porque si pides una sopa, suele ser de pollo. Si pides fajitas, te las traen también con pollo, y los platos fuertes, o sea platos combinados, todos llevan carne de ternera o de cerdo a la plancha. Bueno, pues ahora entenderán los indios lo mal que lo pasé yo en su país también por culpa de la comida!
Después de cenar hemos ido a la Grotta, una discoteca fresa (pija) muy convencional. Hemos estado bailando hasta las dos, hora en la que todo cierra en Tegus. Me ha dado pena despedirme de Adolfo; nos lo habríamos pasado bien por estas tierras. Pero el amor le reclama, tiene una novia en Bilbao y se vuelve para estar con ella. Desde aquí un fuerte abrazo, agur.
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