Como ya va siendo habitual desde que he llegado e Centroamérica ha llovido un rato, pero esta vez no me ha molestado, sentía como que la lluvia tenía más derecho a estar allí que yo, de hecho ella es la que ha dado vida a este extraordinario paisaje.
Como todas las ruinas se hallan dentro de la jungla es fácil imaginarse cómo debía ser esto en su época de esplendor. De hecho cuando los arqueólogos descubrieron Tikal, todos los restos se confundían con el paisaje, es más, la jungla había invadido templos y palacios sepultándolos bajo una capa de musgo y matorrales.
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