Hace unos días escribí en el blog que mi amigo Isidro se iba. Bueno era cierto, pero eso no quería decir que desapareciera de mivista. Dejó Honduras por un tiempo para viajar por Centroamérica junto con Javi, voluntario mallorquín de las Naciones Unidas. Su primera parada fue Nicaragua. Allí me reuní con ellos el puente del 14 de abril (día de las Américas en Honduras). Coincidimos en la isla de Ometepe, que está en el Lago de Nicaragua. Este lago es el más grande Centroamérica, y es más extendo que Bélgica. Es casi como un mar, con sus olas y sus tiburones (sí, sí, tiene unos tiburones mjutantes de agua dulce!!) La isla de Omepete está fomada por dos volcanes, el Concepción (en la foto) y el Maderas, unidos entre sí por una franja estrecha de tierra volcánica.
Cuandó llegué el sábado mis compañeros estaban subiendo el Concepción. Mientras esperaba a su regreso decidí alquilar un caballo y dar una vuelta. Esto de montar a caballo ya viene siendo habitual en mis viajes. Es tan barato aquí comparado con los precios de España. Poco a poco me voy lanzando y esta vez me pasé la última media hora galopando, una gozada, con el volcán Concepción a un lado y las vistas del lago al otro. Acabé mi paseo en una poza de agua reconvertida en piscina natural llamada el Ojo del Agua, que recomiendo a todo el mundo después de un día de excursión.
Por la noche me reuní con mis amigos. Mientras charlábamos, Isidro fue a ponerse una camiseta y de repente le picó algo que estaba dentro de esta: un era un escorpión! Su primera reacción fue correr de un lado para otro preguntando a la gente local ¿qué hago? ¿qué me pasará? Por lo visto su madre de pequeño le solía adevertir que no jugara en las rocas pues si le picaba un escorpión se moriría. Imaginaos a Isidro reviviendo ese trauma de la infancia! Todos se reían y no contestaban y empezamos a agobiarnos un poco todos hasta que nos dijeron que las picaduras de estos escorpiones no son graves.
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