El gobierno nicaragüense tiene un programa de ayuda a los más pobres: les entrega una vaca, dos cerdos, alambre para cercar las fincas. Pero de nada sirve tener una vaca si no tienes cómo alimentarla, y ahí es donde entramos nosotros a través de los proyectos de pasto mejorado.
.
Otro de los proyectos que ejecutamos es con mujeres de bajos recursos. Se les entrega un par de cerditos para que los engorden. Como aporte, ellas se comprometen a construir el corralito, con los medios que tengan más a a mano. Además de esta donación también damos formación a las mujeres para que sepan cómo cuidar a los cerdos. Si más adelante quieren ampliar el negocio, ellas pueden acceder a pequeños créditos que vienen de fondos que ayudamos a crear. Los fondos se ponen en manos de una cooperativa y ella es la que presta el dinero a sus socias.
La idea es donar el mínimo de cosas posible (no querenos ser asistencialistas) y animar a los beneficiarios a que tomen riesgos y se conviertan en micro-empresarios.
Puede parecer que engordar dos cerdos no cambie mucho las vidas de estas mujeres, pero sí lo hace. Por un lado, cuando la mujer tierne su propio negocio pasa a ser más respetad, pa por su marido, pues ahora aporta ingresos a la familia: la mujer cobra autoestima y se hace respetar. Su marido la tiene en cuenta en las decisiones que afectan a su familia, entre ellos en qué gastar los ingresos. Esto se llama empoderamiento de la mujer y es uno de los resultados más buscados cuando trabajamos en cooperación al desarrollo. Además está el impacto meramente monetario: estamos hablando de familias con ingresos bajísimos, y unos pocos euros obtenidos con la venta de los cerdos pueden suponer bastante para ellos. Quizás supongan el material escolar de los hijos, o comprar más huevos con los que mejorar la dieta familiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario