
En este contexto, hace un mes se celebraron elecciones municipales. Pese a que estaba claro que el FSLN iba a ganarlas, éstas no fueron suficientemente transparentes. La oposición, el Partido Liberal, empezó una campaña de protesta por los resultados y empezaron los disturbios en Managua, que se fueron extendiendo por el país. De hecho mientras nosotros estábamos visitando proyectos, llegaron rumores de altercados, y tuvimos que modificar la ruta prevista. Al final afortunadamente la cosa no ha ido a mayores, pero es evidente que hay mucho malestar en el país incluso desde las filas del propio Ortega.
¿Por qué no es posible que los partidos de izquierdas latinoamericanos que tienen la oportunidad de llegar al poder y acabar con la desigualdad y corrupción provocadas por los partidos de derechas, lo hagan de forma democrática y sin excluir a nadie?
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