De El País:
El domingo fue un día terrible en Honduras. El golpista Roberto Micheletti optó por quitarse la máscara y suspender de un plumazo cinco derechos fundamentales, decretar el estado de sitio, ordenar el cierre de las únicas emisoras de radio y televisión críticas, prohibir la entrada al país de una delegación de la OEA, repetir su amenaza contra Brasil por tener refugiado en su embajada al presidente Manuel Zelaya. Su rugido autoritario fue tan desaforado que terminó asustando a sus propias huestes. Por primera vez en tres meses, Micheletti fue corregido en público por el Congreso y por algunos de los líderes políticos que lo han venido apoyando hasta ahora. Así que no tuvo más remedio que frenar. "Estoy dispuesto", dijo, "a derogar el estado de sitio para no obstaculizar el proceso electoral".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario